Lecciones positivas de la pandemia

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Paqui Fernández, psicóloga, mediadora y voluntaria de la Fundación ATYME

Ahora nos resulta difícil vislumbrar el día en que la pandemia del coronavirus devenga en un recuerdo del pasado y las consecuencias de esta crisis sanitaria aún son difíciles de imaginar, pero pensamos que cuando llegue ese día habremos cambiado sustancialmente, dicen que saldremos reforzados, o ¿volveremos a nuestra inercia anterior?

Esta crisis puede ayudarnos a cambiar nuestra mirada sobre cuestiones de enorme importancia, puede ser un buen momento para reflexionar y formularnos cuestiones importantes, para propiciar a medio plazo sorpresas agradables a la hora de orientar nuestras prioridades vitales, invitarnos a disfrutar de la naturaleza y de las relaciones interpersonales, para hacernos ver que hay muchas cosas que pueden cambiarse por algo equivalente.

¿Aprovecharemos esta inusitada coyuntura para reflexionar sobre nuestras prioridades y revisar nuestra escala de valores?

Está claro que aquí no sirve el “sálvese quien pueda”, y estamos descubriendo los inmensos beneficios de la solidaridad: el virus nos ha hecho recordar que todos somos seres humanos y que juntos somos más fuertes, el confinamiento ha puesto a las familias en una situación excepcional: pasar 24 horas juntos se puede tornar agobiante, un difícil examen que basta con aprobarlo

Esta crisis multiplica el papel de madres y padres que se convierten en maestros, cuidadores, compañeros de juegos…, mientras se mantiene la incertidumbre sobrevolando nuestras vidas. La situación obliga a disminuir el ritmo en una sociedad abonada a la hiperactividad, una nueva rutina y hábitos saludables son básicos para la convivencia durante el confinamiento, aprovechar para mejorar la comunicación familiar, fomentar el trabajo en equipo.

Madres y padres tendrán que hacer también de psicólogos y aprender a gestionar emociones, las propias y las de sus hijos, cultivar el autocontrol para las situaciones de estrés, actitud Zen cuando oigan “me aburro”… 

El confinamiento es un difícil examen que basta con aprobarlo

Mientras procesamos que significa vivir una pandemia, nos enfrentamos a nuevas situaciones de estrés, con riesgo a caer en la desolación y la desesperanza, el instinto de supervivencia puede disparar el miedo, debemos cuidar no caer en depresión, ni entrar en pánico, estas emociones son también contagiosas, es ahí donde podemos encontrar nuestra gran motivación, marcarnos un objetivo diario y auto-premiarnos por conseguir las pequeñas cosas cada día.

Es muy probable que nada sea como antes, que nos encontremos en uno de esos grandes hitos históricos, da mucho que pensar, pero ahora tenemos tiempo para hacerlo con serenidad, merece la pena meditarlo, aplacar así el impacto psicológico, saquemos lecciones positivas de la pandemia.

Fundación ATYME
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